En Chile, la tasa de participación laboral femenina tuvo su peor momento en el trimestre abril – junio 2020, con un 41,2%, lo que representa un retroceso de más de 11 puntos porcentuales con respecto al mismo trimestre del año anterior. A pesar de los esfuerzos, la tasa de participación laboral femenina no se recupera y sigue estando muy baja en comparación con los indicadores de años anteriores (46% nov 2020 – ene 2021 vs 53,3% nov 2019 – ene 2020), ampliándose así la brecha con la tasa de participación masculina.

Las cifras son desoladoras y dan cuenta de una profunda crisis de empleo que necesita soluciones en forma urgente. El panorama es preocupante y la solución no puede ser enfrentada por un sólo sector.

Es momento de que las organizaciones sociales y las fundaciones concentremos los esfuerzos en el empleo como primera urgencia, con programas efectivos que impulsen, impacten y transformen positivamente la vida de las personas en contexto de vulnerabilidad, para contribuir con la construcción de un país de todos y todas.

El empleo es la base para que como sociedad nos levantemos. Entregarles además a las mujeres la posibilidad de retomar sus ingresos, sobre todo en estos difíciles momentos, es la clave tanto para la recuperación como para su integridad. Es imperante que nos articulemos distintos sectores y seamos capaces de unir esfuerzos para acortar estas brechas con suma urgencia.